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“Tenemos que hablar del pasado que nos divide, para construir un futuro común,” > UCT


La Universidad Católica de Temuco invitó al director en Misión en Chile del Centro Nansen para la Paz y el Diálogo, Alfredo Zamudio, al webinar “Herramientas para el diálogo: escuchar lo que hubo, lo que hay y lo que puede ser”, coorganizado entre la casa de estudios y la fundación con asiento en Noruega, la cual cumple más de 25 años comprendiendo y guiando procesos de diálogo y transformación.

En la ocasión el rector de la UCT y presidente de la Red G9, Dr. Aliro Bórquez comentó que este encuentro se basa en que “tenemos la profunda convicción que éste (el diálogo) es el camino para la transformación de los conflictos, camino que recorre La Araucanía o el Wallmapu por tantos años, sin resultados satisfactorios”.

Conversamos con Alfredo Zamudio quien compartió con los asistentes los conocimientos y estrategias que se entretejen en los procesos de mediación y reparación desde el punto de vista del Centro Nansen, tales como el reciente proceso de Convención Constituyente

Alfredo, en el marco del webinar organizado en conjunto con la Universidad Católica de Temuco, ¿cómo creamos espacios de encuentro?

“Es común que cuando hay distintas versiones sobre la razón de las divisiones o conflictos, las partes tienen distintas formas de expresarlas o tal vez no deseen hablar sobre esas cosas. Uno de los primeros pasos cuando uno empieza el camino de crear puntos de encuentro, es preguntarle a las partes, de la forma que sea más apropiada, sobre cuál es el cambio que desean ver. Si no han tenido la oportunidad de escuchar al otro, es fácil convencerse de la fortaleza de sus propios argumentos, aunque falte la voz de otros”, dice Alfredo Zamudio, director del Centro Nansen para la Paz y el Diálogo. “Escuchar al otro no significa de ningún modo que uno justifica, acepta o perdona las posturas o los hechos, sino es solamente tratar de entender cómo el otro ve desde su lado, lo que nos divide”.

En ese sentido, ¿Cuáles son los pasos para transformar pacíficamente el conflicto que hemos vivido como pueblo, como país?

“Para construir un futuro común, tenemos que hablar del pasado que nos divide. Esto quiere decir que hay que darle espacio a lo que la gente trae a las conversaciones. No necesariamente está todo ordenado en sus mentes, tal vez tienen muchas emociones, intereses, necesidades, todo mezclado y todo sale al mismo tiempo. Un proceso de diálogo es también una forma de ordenar todo lo que se escucha, dándole espacio y respeto para que existan las memorias como parte de lo que se conversa”.

¿Cómo podemos dejar atrás el dolor de nuestros traumas y generar espacios de confianza?

“Hay que reconocer el dolor y darle un espacio. Cuando se le da un nombre, las personas se sienten reconocidas y están en condiciones de seguir adelante. Es común en nuestra sociedad, donde el tiempo es escaso, estar enfocado en las soluciones para el futuro, pero es usual en una situación de conflicto, que ese ímpetu de moverse hacia adelante no sea tan inclusivo como fuese necesario. El dolor no necesariamente se deja atrás, pero al ser reconocido, es posible aprender y construir nuevas formas de convivencia”.

Zamudio comenta que es importante rescatar el rol que cada uno de los actores sociales tiene en este proceso de reconstrucción de confianzas, donde la academia, a través de las Universidades y sus académicos puede aportar en el proceso, generando, como en este caso, espacios para el diáologo.

¿Cuál debe ser el aporte de la academia a través de la Universidad en este proceso de transformación?

“Las universidades y la comunidad universitaria, tanto estudiantes, como profesores y todos sus equipos, pueden contribuir desde muchos niveles, pero el más importante es hacer todo lo posible para reflejar la diversidad de la sociedad. Me imagino una universidad abierta a sus vecinos, no solamente a sus estudiantes. Hay muchas formas de aportar al desarrollo de los conocimientos, una de ellas es creando más puntos de encuentro también en las universidades. Sugiero hacer un experimento: si sacamos el “para qué” de encontrarse, y solamente buscamos formas de encontrarnos, podemos acortar las distancias entre los conocimientos existentes y crear más nudos de colaboración. En esa colaboración están las soluciones que necesitamos para transformar lo que hay, y prevenir, mitigar o transformar el mañana”.

¿El hecho histórico de la instalación de la Convención Constitucional en nuestro país, puede ser considerado como un primer paso para un nuevo diálogo?

“Chile ha decidido una forma de cómo encontrar las soluciones que el país necesita, a través de una nueva constitución. Ahora por delante, no está sólo la conversación entre los y las 155. Hay que imaginarse que el país entero tiene la necesidad de conversar, tenemos muchas cosas que decirnos y que escucharnos. Es una oportunidad histórica para tener esa gran conversación de país que tanto nos hemos demorado en tener, desde los territorios, los pueblos, los centros de vecinos, tantas estructuras que pueden ser puntos de encuentro para conversar sobre los cambios que queremos ver. El texto final depende de las conversaciones en la convención, y su futuro depende de las conversaciones que el país tenga durante todo el proceso”.

 

¿Qué rol juegan los medios de comunicación para una conversación de país y para la Convención?

“Qué lindo sería que los medios apoyaran las conversaciones lentas, donde todo el país conversara, yendo más allá de los titulares. Cada uno de nosotros, que somos dueños y editores de nuestros propios medios sociales, podemos aportar. Chile necesita que sus medios lo ayuden a escucharse. Cada uno debe encontrar su forma de contribuir a la conversación. Me da la impresión que las mejores conversaciones tienen buenas preguntas y hay espacio y tiempo para escuchar las respuestas”.

El director en Misión en Chile del Centro Nansen plantea que la contribución de cada uno, desde sus áreas, es esencial para un proceso de diálogo que sea transformador. Desde allí, en conjunto con la Universidad Católica de Temuco se encuentran ya trabajando en nuevas instancias donde se formen nuevas capacidades para el diálogo.

“Mucha gente nos pregunta, ¿para qué sirve el diálogo? Nosotros decimos que el diálogo es una forma de comunicación que ofrece tiempo y espacio para que las personas puedan mostrar la complejidad de sus respectivas realidades. Cuando hay dolor, hay gente que se molesta cuando le hablan de diálogo, porque creen que es lo mismo que negociación o mediación. El camino del diálogo es para valientes, porque hay que atreverse a escuchar lo incómodo y abrirse a la posibilidad que uno no tiene toda la versión de lo que el otro piensa o ha vivido. Cuando hay dolor e historias no escuchadas, las desconfianzas pueden ser profundas”, concluye Alfredo Zamudio.



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