Con entrada gratuita y una propuesta que cruzó formación, excelencia artística y sentido territorial, la Universidad Católica de Temuco afinó sus instrumentos y abrió las puertas de su Aula Magna para ofrecer la segunda edición del Festival de Jazz UCT, que se desarrolló entre el jueves 29 y el sábado 31 de mayo de 2025, abierta a todo público.
La primera jornada comenzó con una masterclass de improvisación vocal dictada por Yasmina Zack, cantante chileno-alemana y referente de la escena jazzística nacional, junto al pianista Sebastián Castro. Juntos ofrecieron también el primer concierto del ciclo, una presentación íntima que combinó repertorio tradicional y exploraciones contemporáneas. “Viviendo en Santiago hace cinco años, sé que en un país como Chile es muy desafiante vivir como músico y contar con espacios para visibilizar nuestro trabajo”, comentó Zack.
El viernes 30 se centró en la memoria. A 60 años del lanzamiento del emblemático álbum A Love Supreme de John Coltrane, el cuarteto liderado por el baterista Nelson Oliva y de nombre homónimo —conformado por Agustín Moya, Sebastián Castro y Rodrigo Espinoza— interpretó la suite completa como homenaje. “Incentivar un festival de jazz en Temuco es una apuesta valiosa porque ofrece una oferta cultural que no existía. Este festival tiene todas las oportunidades de crecer y sumar más músicos y espectadores”, destacó Oliva, reafirmando el poder del jazz como lenguaje de transformación.
El sábado 31, la programación giró hacia lo colectivo y formativo. El destacado saxofonista Andrés Pérez abrió el día con una clase magistral sobre dirección de big band, abordando arreglos, dinámicas de grupo y análisis del clásico Switch in Time. Tras la exposición, se presentó la Crisol Big Band, agrupación de La Araucanía con más de diez años difundiendo el jazz en el territorio. Su director, el trompetista Cristian Muñoz Luza, enfatizó: “Es muy importante para nosotros esta invitación. Nos da respaldo artístico y de gestión. Crisol es una agrupación formativa única en la región, y estamos seguros de que nuestro concierto dejó una grata impresión”.
Con broche de oro
El cierre del festival fue protagonizado por el Ensamble de Jazz Mapuche del Teatro de las Artes de Panguipulli, una propuesta que fusionó el jazz con el ül mapuche, poesía ancestral y una instrumentación que incluyó desde cello y saxofón hasta pifilka y kultrún. Inspirado en textos de poetas como Víctor Cifuentes, Faumelisa Manquepillán y Kayuk, su director musical, Andrés Pérez, definió la propuesta como “una sinfonía que resuena con la esencia misma de la cultura mapuche. Este proyecto no se limita a la música: también es poesía, historia, humanidad”.
Uno de los curadores del festival, Juan Andrés Contreras, destacó la apuesta institucional por la cultura como eje formativo: “El Aula Magna es ideal para el jazz, un género que nació en espacios íntimos. Además, la universidad ha asumido un rol que incluso supera al de algunos centros culturales, con una cartelera abierta, diversa y de impacto territorial”, dijo el curador.
Desde la casa de estudios, Amandine Roche, directora de Extensión Académica y Cultural, subrayó el valor público y transformador del evento: “Este festival incluyó masterclasses abiertas y conciertos de bandas locales y nacionales. Celebramos la riqueza y diversidad del jazz y su capacidad de promover una formación integral y el acceso democrático al arte”.
Esta segunda versión del festival de Jazz en la UCT, viene a consolidar un espacio artístico al sur del territorio nacional, logrando una masiva convocatoria y un nutrido programa con exponentes destacados a nivel país e internacional.