Con una multitudinaria presencia del Pueblo de Dios en la Iglesia Catedral, hermanos y hermanas de todas las comunidades parroquiales de los cinco decanatos de Angol, Imperial, Victoria y Temuco Norte y Sur que pertenecen a la Diócesis, se celebró la Santa Misa que da el comienzo a la celebración del Centenario de nuestra Diócesis en el año 2025, cien años de Evangelización.
La jornada se inició con la llegada de las comunidades junto a sus párrocos, diáconos y los monaguillos de las diversas parroquias, quienes se congregaron en el Templo Catedral, para dar gracias por todos estos años, en los cuales hemos sido Iglesia peregrina y en constante camino de Evangelización, Eucaristía para orar y dar gracias a Dios, por nuestros obispos, nuestra gente, nuestro caminar.
Historia
Al comienzo de la Eucaristía, se recordó que “el 18 de octubre de 1925, tras la separación de la Iglesia y el Estado y mediante la Bula Notabiliter Aucto del Papa Pío XI, se crea la Diócesis de San José de Temuco, siendo su primer obispo monseñor Prudencio Contardo Ibarra, cuyos restos descansan en la cripta de la Catedral”. Luego, en la Liturgia de la Palabra y tras el canto del Aleluya, el recién ordenado diácono en tránsito al sacerdocio, Andrés Caro Fuentes, proclamó el Santo Evangelio de San Lucas.
El Obispo, monseñor Jorge Concha Cayuqueo, OFM, en su homilía y al saludar fraternalmente a las comunidades allí reunidas, expresó: “Gracias por su fidelidad, en primer lugar a Cristo, a su Evangelio y a su Iglesia. Por esa fidelidad están aquí. Porque hay Fe, hay amor, hay esperanza en sus corazones. Gracias por su amor y su fidelidad”. Enfatizó que en la celebración del Centenario de nuestra Diócesis, se llevarán adelante diversas actividades hasta el final del año 2025, donde también se realizará memoria de los 2025 años de la Encarnación de nuestro Señor Jesús.
Tiempo para agradecer y para pedir perdón
En sus palabras de gratitud, manifestó que: “Será un tiempo para agradecer, sin duda alguna, porque las huellas de la Iglesia son múltiples en la historia de este territorio, tan rico y tan pobre a la vez. Rico en personas de diferentes edades, género y orígenes culturales, con espiritualidad, fe y generosidad, con idiomas diversos para alabar al Padre, a su Hijo Jesucristo, nuestro Salvador, al Espíritu que da vida y renueva”.
Destacó lo hermoso de nuestra tierra, la casa común, enfatizando que la presencia de la Iglesia a través de los misioneros, sacerdotes, religiosos y religiosas, parroquias, colegios y numerosos laicos, todos con diversos carismas, fueron cumpliendo con alegría su misión y fueron servidores, y transmitieron y educaron en la fe.
“Como no agradecer por el servicio de los Obispos de nuestra diócesis: Don Prudencio Contardo Ibarra, Don Alfredo Silva Santiago; Don Augusto Osvaldo Salinas; Don Alejandro Menchaca Lira; Don Bernardino Piñera Carvallo, Don Sergio Contreras Navia; Don Manuel Camilo Vial Risopatrón; Don Héctor Vargas Bastidas. Nuestra oración de gratitud por su servicio, su entrega y su amor por nuestra Diócesis y también nuestra oración por el perdón de sus pecados. Nuestra oración de gracias por la vida, servicio y acompañamiento de cientos de sacerdotes y diáconos; por la presencia y servicio de cientos de religiosos y religiosas, de miles de laicos y laicas. Al poner en la Eucaristía la memoria y la historia de nuestra diócesis, debemos agradecer a Dios por todos ellos y ellas”, enfatizó monseñor Jorge.
Mensaje donde además se refirió a: “Una historia también matizada con tiempos y hechos grises, de penumbras y dolores, ocasionados por miembros representativos de la comunidad o por hijos de la sociedad de la que somos parte, que aquejaron a muchas personas. Frente a tales hechos de dolor hay que reconocer que otros miembros e instrumentos de la Iglesia se hicieron parte, acompañando, defendiendo derechos y la dignidad de muchos hermanos y hermanas en distintas circunstancias. Perdón por unos y gratitud por otros (…)”
“Por ello no dejamos de pedir perdón. Unos y otros hechos nos interpelan y nos llaman a buscar con más claridad y fuerza la fidelidad al Evangelio, en el plano personal e institucional; nos comprometen con el cuidado y la prevención en todos los ámbitos del quehacer pastoral de nuestra Iglesia, y con el servicio que es verdadero sólo cuando promueve la dignificación de los hijos e hijas de Dios”, profundizó.
Tiempo para EVANGELIZAR
En su homilía del inicio del centenario, monseñor Jorge Concha Cayuqueo, OFM, recordó del mandato de Jesús de ir por todo el mundo y anunciar la Buena Noticia a toda criatura, manifestando que: ” Este Jubileo y este Centenario nos dan una oportunidad para volver a echar las redes, en el nombre de Jesús, (…) Un tiempo para renovar o dar un nuevo impulso al anuncio de la Buena Nueva en la diócesis, luego de un periodo de fuertes vicisitudes”, planteando que es un tiempo de jubileo y centenario, donde está llamado todo el Pueblo de Dios que peregrina por esta parte de La Araucanía siendo oportunidad para renovar la confianza en Dios.
Enfatizó además que: “La Oración, aquella personal y aquella comunitaria, en diversas formas; la Eucaristía y toda la liturgia, nos ayudarán en entrar y permanecer en la comunión necesaria con la fuente de vida y amor, que es gracia de Dios. El Espíritu Santo viene en nuestra ayuda en esta vinculación vital”.
Orientaciones Pastorales del CENTENARIO
Durante la celebración, se entregaron las Orientaciones Pastorales a las comunidades, instrumento de evangelización donde nuestro pastor en su homilía se refirió: “Nos ayudarán en este año jubilar y centenario las OOPP y que han resultado del aporte de muchos hermanos y hermanas de la diócesis, hecho en sinodalidad, en forma participativa. Son las orientaciones pastorales para los desafíos actuales”, destacando que son un instrumento que con la acción del Espíritu ayudarán en el discernimiento y darán unidad en la vida y misión como Iglesia diocesana en los próximos años.
Al Encuentro del SEÑOR
Al culminar sus palabras, nuestro pastor diocesano, extendió la invitación en salir al encuentro del Señor, ” que siempre viene, a compartir nuestra vida, nuestra historia, con nuestras muertes, nuestros dolores, nuestras esperanzas, con nuestras acciones especiales que haremos durante este año jubilar y centenario”, invitando ” A salir a su encuentro, escucharlo, conocerlo, amarlo y seguirlo. Pedir y confiar en la acción del Espíritu Santo prometido para que nos asista con sus dones y podamos tomar las mejores decisiones”.
Finalizó su homilía reiterando el llamado a caminar juntos en sinodalidad en este primer centenario de nuestra Diócesis San José, ” La celebración nos llama a acoger la Luz que es Cristo para la vida personal y para el mundo, y renueva nuestro compromiso de ser luz en y para los demás: en la familia, en la comunidad, en la región, donde quiera que estemos, en el hogar, centros de estudio, colegios, universidades, trabajo, sea en el campo o la ciudad, comprometiéndonos a vivir y a cultivar relaciones de amistad, fraternidad, de buen trato y cuidado de nuestra casa común”.
Destacar además que se convocaron un centenar de monaguillos, como actividad inserta en el contexto del centenario, donde la presencia es un aliciente de continuidad en la misión de evangelización, siendo el primer encuentro diocesano de monaguillos, con muy buena convocatoria de las parroquias.
Signos del CENTENARIO
Al término de la Eucaristía y como signo de envío y apertura del camino al centenario, el obispo entregó a cada párroco junto a miembros de las 37 comunidades parroquiales, el cirio centenario, un pendón y las orientaciones pastorales, que representan la unidad y el compromiso. Además, signos que se entregaron a la Universidad Católica de Temuco, la Pastoral de la Salud, Pastoral Carcelaria y Vicaría de la Educación. Momento muy significativo, donde a la luz del Cirio Pascual, signo de Cristo Resucitado, el Pueblo de Dios que peregrina en estas tierras comienza su caminar. Unidos en la oración del centenario, nuestro obispo impartió su bendición.
Fuente: Comunicaciones Obispado Temuco