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Carrera de Psicología de la UCT lideró un coloquio sobre el resguardo de los derechos humanos en dictadura > UCT


En el marco de las actividades de conmemoración por los 50 años del Golpe de Estado, se desarrolló un coloquio de reflexión para dialogar desde diferentes disciplinas en relación a la violación de derechos humanos en la dictadura. La instancia fue liderada por la Vicerrectoría de Vinculación y compromiso Público.

La jornada inició con la exposición del abogado Héctor Salazar, especialista y defensor de los derechos humanos en la Vicaría de la Solidaridad. El jurista hizo una breve reseña del rol que tuvo la iglesia Católica en Chile para resguardar los derechos humanos  y contribuir con investigaciones durante de dicho período inicialmente con el Comité de Cooperación para la paz en Chile. Es importante destacar que la Vicaría comenzó a operar en el país en el año 1976 gracias a la colaboración del cardenal Raúl Silva Henríquez. En esta institución, el abogado tuvo la oportunidad de trabajar y defender a quienes eran víctimas de vulneración de sus derechos fundamentales y su integridad física. El experto relató cómo fue su experiencia investigando y recabando información durante los años más crudos del régimen.

El catedrático se refirió también a la recepción que tuvo el trabajo de la Vicaría para Augusto Pinochet en ese entonces. “Nuestros colegas sufrieron constantes amenazas de muerte y durante el año 1984 el propio dictador nos atacó a través de un comunicado. Pero no hubo en nuestra trayectoria de defensa de derechos humanos, un golpe más tremendo como lo fue el asesinato de nuestro compañero de trabajo José Manuel Parada. Él fue degollado junto con otras dos personas, por un equipo de Inteligencia de Carabineros de Chile, que en ese entonces era un grupo represivo y clandestino de la misma institución” dijo el expositor.

 

Testimonios que perduran hasta hoy

 

La Vicaria de la Solidaridad estuvo a cargo de elaborar más de 30.000 recursos de amparo y denuncias por presunta desgracia desde la década de 1970 hasta su cierre. El abogado reconoce que hubo malos resultados en principio, ya que, las causas no llegaban a una indagación mayor y eran finalmente ignoradas. A pesar de esta situación, con el paso de los años dichos testimonios tomaron parte crucial en las investigaciones y pericias que conformaron parte de los informes Rettig y Valech, además de las cientos de causas judiciales por los mismos detenidos desaparecidos. La institución finalmente cerró sus puertas en el año 1992, cuando se determinó que las investigaciones sobre violaciones a los derechos humanos debían ser rol de la sociedad civil y no de la Iglesia.

 

En la jornada participó también la psicóloga y premio nacional de Humanidades y Ciencias Sociales en 2017, Elizabeth Lira, quien comentó su rol durante la época más oscura de la historia chilena como impulsora y colaboradora en la recopilación de testimonios  “Para entender el trabajo que realizamos en esa época, debemos remontarnos a la declaración universal de los derechos humanos en 1948, donde se estableció que nunca más las violaciones de derechos humanos de un país, debían ser un asunto interno de ese país. Es un asunto de la comunidad internacional y es algo muy importante de señalar, porque si fue posible defender la vida de muchas personas acá, se basó en la capacidad de otros países que ejercieron solidaridad eficaz con los organismos de derechos humanos en Chile”.

Una las secuelas que sufrieron las familias chilenas durante tal período, es el exilio que padecieron miles de grupos familiares quienes debieron abandonar su hogar y armar una nueva vida lejos de casa. En esta línea, el psiquiatra y terapeuta familiar Jorge Barudy cumplió una importante tarea, al acompañar a muchos compatriotas exonerados políticos en Bélgica y España. “Todo comenzó con el señalamiento, primero fui inculpado de formar parte de un grupo guerrillero siendo algo absolutamente falso y con esa acusación terminé siendo un prisionero político en la cárcel de Temuco. Me tocó cumplir un doble rol, porque era médico y tenía que aportar desde mis conocimientos, sin embargo, también yo era víctima de lo mismo que estaban viviendo los demás encarcelados. Recuerdo que los otros prisioneros que habían sido apresados por hechos delictuales, eran empáticos con quienes estábamos por motivos políticos y se comenzó a levantar un sentimiento de solidaridad contra la injusticia y eso me convenció de cumplir también con el trabajo que desarrollé posteriormente como psiquiatra e investigador en Chile y el extranjero”.

Al finalizar las exposiciones del coloquio, hubo espacio para resolver consultas del público, que además expresó sus reflexiones en torno al relato de cada uno de los oradores. La actividad corresponde a uno de los principales hitos dentro del programa preparado por la Universidad Católica de Temucoen torno a la conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado.





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